Cuando llegamos al caracol aquí en La Realidad, sin que nadie nos lo dijera empezamos a hablar en susurros.

Quedo hablaba nuestro dolor, quedito nuestra rabia. (Subcomandante Marcos)

jueves, 17 de marzo de 2011

Desde Toronto, Canada.


Fusilo literalmente, es decir, copio/pego este escrito. Visto en un sitio llamado "YOROKOBU". Lo hago porque el autor así lo pide. Esto es lo grande de interné, cualquier cosa puede tener una repercusión mundial sin pasar por filtros interesados.

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“¡Gracias por vuestro liderazgo!”: La anónima anciana que da sobres de dinero a los ciclistas en Toronto

Muchos habitantes de Toronto, en Canadá, están concienciados con el medio ambiente y usan la bicicleta a diario. Pero como ocurre en muchas ciudades del mundo, son gobernados por un equipo municipal que van cien ruedas por detrás debido al peso de sus alforjas electorales.

A finales del año pasado los habitantes de Toronto eligieron a su nuevo alcalde, el orondo Rob Ford, el ya llamado sin tapujos “el alcalde anti-bici”, una especie de Chris Farley de imitación que no tiene en absoluto contentos a los ciudadanos que usan las dos ruedas.

Antes y después de su elección el 25 de octubre de 2010, Rob Ford se ha dedicado básicamente a insultar a cualquier grupo que no encaja con su estilo de vida sedentario, con especial énfasis en el colectivo de los ciclistas, a los que poco menos que tilda de inconscientes por circular al lado de coches y camiones (“si mueren es porque se lo buscan”, llegó a decir).

Mientras que otras grandes ciudades del mundo han elegido alcaldes que se dan cuenta que los automóviles ocupan demasiado espacio, Toronto ha elegido a un alcalde cuyo punto de vista sale de una máquina del tiempo que ha regresado a la década de 1970, en pleno boom automovilístico.

Hasta muchos se preguntan si no será el hijo putativo del mismísimo Henry Ford, ya que una de sus primeras acciones fue ahorrar 60 dólares a los conductores al eliminarles el impuesto municipal de vehículos personales.

Pero contra todo tirano siempre existe un superhéroe que se alza en armas. Y con las mismas que utiliza el alcalde para comprar voluntades: el dinero. Se trata de una super-abuela, una anciana anónima que ha arrojado un rayo de esperanza sobre el negro futuro para los ciclistas en Toronto, a los que el alcalde ha comenzado a hostigar amenazándoles con una licencia para circular por la ciudad.

Esta desconocida señora aparece en distintos semáforos y, al grito de “¡Gracias!”, entrega unos misteriosos sobres a los ciclistas para luego desaparecer. Así lo explica el ciclista Tom Polarbear, uno de los que lo han recibido el sobre, en su blog “las bielas de Toronto”.

“Yo iba por College Street en dirección este y cuando paré en un semáforo una mujer mayor salió hasta el borde de la acera, entregándome un sobre y dándome las gracias. Pensé que podría ser un folleto o algo así, por lo que me lo metí en el bolsillo y seguí mi camino. En el otro lado de la intersección otro ciclista me pasó y me dijo “¿cuánto crees que hay dentro?”. Cuando miré hacía atrás, la mujer había desaparecido”.

Una vez que Tom llegó a su casa, buscó el sobre y descubrió que tenía escrito la palabra “¡Gracias!” por fuera, con una frase-pista de lo que escondía en su interior, para evitar que el sobre acabara accidentalmente en la basura hecho un burruño. Lo que escondía era un billete de 5 dólares canadienses y esta motiva carta donde explicaba el por qué de su acción.

Tom Polarbear gastó los 5 dólares en dos billetes de la lotería, pensando que, quizá, su día de suerte podría resultar redondo.

Cuando una desconocida te regala un sobre con dinero por usar la bici eso es…¡impulso para las dos ruedas! Algo que van a necesitar los habitantes de Toronto para luchar contra un alcalde cuya grasa no viene, precisamente, de su gusto por las cadenas.

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