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Cuando llegamos al caracol aquí en La Realidad, sin que nadie nos lo dijera empezamos a hablar en susurros.
Quedo hablaba nuestro dolor, quedito nuestra rabia. (Subcomandante Marcos)
jueves, 30 de septiembre de 2010
miércoles, 29 de septiembre de 2010
Urgente!!! (de parte de Sarita.)
lunes, 27 de septiembre de 2010
Quiero un reloj japones.
jueves, 23 de septiembre de 2010
Un cazador dispara a un oso.
martes, 21 de septiembre de 2010
De paseo por las torres de Quart
domingo, 19 de septiembre de 2010
Yo conocí a Labordeta.
jueves, 16 de septiembre de 2010
Bicicletas en Copenhague.
Artículo de Daniel Civantos en "Cookingideas" donde podemos ver que existen otras maneras de relacionarse entre la administración y los ciudadanos.
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Copenhague, la capital danesa, es quizá la ciudad del mundo más concienciada con la bicicleta. Actualmente el 55% de los ciudadanos de la capital se desplaza a diario usando este medio de transporte, todo un récord. ¿Cómo se consigue que más de la mitad de la población de una urbe vaya a trabajar pedaleando?
El secreto radica en los 329 kilómetros de carriles-bici de esta ciudad, unas infraestructuras que comenzaron a instalar hacen tan sólo diez años y que dieron a la población la seguridad necesaria frente a los coches para subirse masivamente a las dos ruedas. Y por muy lejos que esté el trabajo de cada uno.
Actualmente también el 37% de la población del área metropolitana se desplaza a la ciudad pedaleando, gracias a que los carriles-bicis se han convertido en autopistas-bicis cuando salen de la ciudad. Estas autopistas-bicis son un nuevo plan enfocado principalmente para la zona comprendida entre los 7 y 15 km de radio del centro de Copenhague.
15.000 ciclistas van diariamente desde este área metropolitana hacia el centro. Y en algún sitio deben dejar las bicis cuando llegan al intercambiador. Por eso el principal problema que están encontrando las autoridades radica en la regulación del aparcamiento bicicletero de esta masa de trabajadores.
La ciudad ha puesto en marcha una campaña para concienciar a los ciclistas que entren para que utilicen los bastidores de aparcamiento colocados al efecto. Para ello han inaugurado en los párkings de 5 estaciones de metro el servicio de un “mayordomo de bicicletas”, un equipo de señores que retiran las bicicletas cuando están estacionadas en lugares inapropiados o prohibidos.
Cuando un danés sale a las cinco de trabajar, llega a la farola donde ha atado su máquina por la mañana y no la encuentra, lo que divisa en su lugar es un mensaje que le indica que está en la barra de aparcamiento. Cuando llega allí, en vez de una multa se encuentra que “el mayordomo de bicicletas” le ha engrasado la cadena y le ha inflado las ruedas a su punto óptimo. Algunos mayordomos hasta pasan el algodón a las unidades muy sucias, como su colega del anuncio, en un súmmum del servicio público nórdico nunca visto.
Además de la puesta a punto de las bicis, la campaña fundamentalmente lo que trata de evitar son las situaciones potencialmente peligrosas que pueden ocurrir cuando las bicicletas bloquean las salidas de emergencia, las bocas de incendios o los marcadores que ayudan a los ciegos y deficientes visuales a encontrar su camino en las calles.
Todo se basa en una curiosa ley danesa, que impide mover una bicicleta de su sitio sin previo aviso. Para hacer la experiencia menos ofensiva legalmente al ciudadano, la ciudad las mueve, pero a cambio las deja niqueladas después de moverlas. También deja una nota amistosa para recordar a la gente que deben usar los bastidores para aparcar en el futuro.
miércoles, 15 de septiembre de 2010
Toro de la Vega.
lunes, 13 de septiembre de 2010
Valencianos por el mundo
Parece un bañador, pero no lo es. |
martes, 7 de septiembre de 2010
Por aquí pasaremos todos.
Una amiga me preguntó, hablando de su abuelo que ya estaba en las últimas, «Si el abuelo lleva un marcapasos para que no se le pare el corazón, y uno está muerto cuando el corazón se para… ¿cómo se puede morir?» Nunca se me había ocurrido que a alguien le interesaría saber cómo nos podemos morir, ni tampoco me había percatado de que hay mucha gente que desconoce eso que me parecía tan obvio. Así que, basándome en las causas de muerte más comunes, resumo algunos de los mecanismos que hay detrás de ellas. No pretendo ser exhaustivo ni mucho menos, sino simplemente dar unas pocas pistas.
Infarto de miocardio. El corazón no recibe sangre y se muere. Puede ocurrir una arritmia maligna, que hace que el corazón no tenga impulsos para latir. También puede ocurrir que haya tal cantidad de músculo muerto que no se pueda contraer. O que, directamente, el miocardio se rompa, y a tomar por culo todo. O que sea incapaz de movilizar la suficiente sangre y ésta se acumule en el pulmón, causando un edema y muriendo asfixiados lentamente (algo poco agradable).
Ictus (accidente cerebrovascular). El cerebro no recibe sangre, los mecanismos de control celulares se joden y se hincha como una esponja (edema cerebral). O quizás hay una hemorragia que lo llena todo de sangre: el caso es que el bulbo raquídeo, que regula la respiración y la frecuencia cardíaca (entre otros), se espachurra contra el hueso y no funciona. Aquí nos moriríamos asfixiados, a no ser que nos ingresen en una UCI y nos conecten a un respirador. Pero entonces acabaríamos con una neumonía o un fallo hipofisario. Porque esa es otra: hay cantidad de hormonas que se controlan desde un colgajillo del tamaño de una cereza, detrás de los ojos. Ese colgajillo controla el cortisol, que es nuestra gasolina metabólica (no cortisol, no way), o la ADH, que se ocupa de que tengamos los iones apropiados en la sangre. Se altera el sodio, volvemos al edema cerebral.
Cáncer. Un cáncer no mata. Mata las hormonas que segrega, como la adrenalina del feocromocitoma, que provoca una hipertensión arterial brutal que el corazón no puede afrontar. O las que no segrega, como el hepatocarcinoma que no produce factores de coagulación y mueres desangrado. Algo parecido ocurre en las leucemias: tanto producir células cancerosas, al final la médula se olvida de producir plaquetas, y mueres por una hemorragia, o leucocitos, y te mata una infección. O produce demasiadas, se apelotonan en un vaso, y volvemos al capítulo del ictus.
También las consecuencias del “efecto masa”: un cáncer de pulmón que obstruye los bronquios e impide la ventilación y oxigenación de la sangre, un cáncer de colon que ocluye el intestino grueso y causa una perforación (¡hala, toda la tripa llena de mierda!), o ese mismo hepatocarcinoma, que impide que la sangre fluya por el hígado y la manda por otros caminos, causando unas varices esofágicas por las que pierdes litros de sangre cuando se rompen. Y, claro, las metástasis de cualquier hijueputa, desde el de ovario hasta el melanoma. Por no olvidar las alteraciones generales que provocan en el organismo: un montón de células, metabolizando a todo trapo y dejando sin comida a las sanas (emaciación), a la vez que producen sustancias procoagulantes que causan una trombosis pulmonar. O esas metástasis óseas del cáncer de mama o el de riñón, que se comen el hueso, suben el calcio en sangre y causan una arritmia letal.
Neumonía y otras infecciones. Este es el mecanismo final para muchas enfermedades, desde la demencia hasta el ictus. Fallan los mecanismos de defensa naturales del organismo, desde la tos hasta el bazo, destruido trombosis tras trombosis en una anemia falciforme. Infección chiquitita al principio, va creciendo a sus anchas en un organismo sin cortisol que pueda estimular una respuesta inmune, o sin proteínas por un riñón que falla o un cáncer acaparador. Esa infección libera mediadores a la sangre: del mismo modo que tu piel se pondría roja e hinchada, esos mediadores hacen que los vasos se dilaten y tengan fugas por todas partes (sepsis, que lo llaman), la presión arterial baje, y los órganos empiecen a fallar uno tras otro, desde el riñón que no recibe sangre para filtrar, hasta el corazón, al que no le llega sangre que bombear.
Fallo renal. En cualquiera caso, nos interesa tener un riñón contento y funcionando eficazmente. De lo contrario, los iones empezarán a desbarrar, magnesio y potasio para arriba, y nos moriremos de una arritmia si el exceso de urea en sangre no nos ha frito el cerebro antes.
Traumatismo. Este es fácil: desangrado. De hecho, tiene hasta una entrada en el blog: muerto en el acto.
En cuanto a la duda concreta de mi amiga, un marcapasos no hace que el corazón lata. Perdonadme la obviedad, pero un marcapasos simplemente marca el paso. Estimula el corazón en ciertos puntos para que este, si quiere y puede, se contraiga. Pero si fallan las concentraciones de iones en sangre, se desploma la presión arterial (y/o el volumen sanguíneo), el miocardio no está irrigado o cualquier otra cosa, el marcapasos no sirve de nada.
Espero no haber acojonado demasiado a la parroquia. Dudas, sugerencias y correcciones, por el conducto habitual.
EDIT 02/09
Como me corrigen en los comentarios, no he explicado que el mecanismo último de la muerte es la “insuficiencia encefálica”. O sea: que los sesos se quedan como para freírlos con cebolla. La definición de muerte está explicada con todo detalle en esta entrada antigua, pero se resume en que no tenemos forma de sustituir un fallo cerebral. Si falla el corazón, tenemos fármacos, dispositivos de asistencia, incluso bombas externas que mueven la sangre mientras llega un órgano de recambio. Parecido con el hígado y el MARS, o con el riñón y la diálisis. Pero si el cerebro se va a freír espárragos… Sayonara, baby
Y una vez te ha pasado algo de esto.....