Cuando llegamos al caracol aquí en La Realidad, sin que nadie nos lo dijera empezamos a hablar en susurros.

Quedo hablaba nuestro dolor, quedito nuestra rabia. (Subcomandante Marcos)

jueves, 29 de diciembre de 2011

Otra estafa....

Que no lo digo yo, lo dice este, del que  no encuentro el nombre por ningún sitio. El blog se llama "Perdido en el Desierto" y la entrada "Protéstale a la navidad".
Yo, te lo resumiría, pero como me da pereza, prefiero que la leas tu y saques tus propias conclusiones.
Repito, lo dice el no yo....
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(Entre estrellitas que queda más mono)


No es ningún secreto que la Navidad es mentira. No seamos falsos y nos traguemos aquello de la felicidad interminable que nos ha vendido Hollywood, del amor entre hermanos que despierta el espíritu navideño y la unión familiar al calor de la lumbre mientras en la calle caen copos de nieve. Me estremezco con tanto amor navideño.
La navidad puede que sea la mentira más comúnmente aceptada. En una época donde la religión ha quedado en un segundo plano, pero se celebra una fiesta totalmente desvirtuada como auténticos devotos. Nadie se pregunta el por qué, pero el 24 es nochebuena y se cena con la familia, se regalan cosas, se llenan las tiendas… Todos sabemos que es mentira, pero tragamos.
Ahí, como borreguitos, que majos, que ricos. Con crisis o sin ella somos una manada de cariñosos peluches siguiendo en rebaño un consumismo acosador. No creo que diga nada estúpido cuando acercarse a un centro comercial cualquier día de estos es una locura. Autómatas comprando como si no hubiera mañana, preparando los regalos de última hora, abalanzándose sobre el marisco siete veces más caro de lo normal. Respirando el ambiente navideño. Y otros frotándose las manos.
Si alguna vez Jesús predicó algo sensato, le hemos escupido, metido en una bola y quemado. La Navidad es ahora todo lo contrario a lo que es la Navidad. No son coincidencia los anuncios de perfumes. Es navidad y tienes que regalar, porque sí. Si no, quedas mal. Te lo dice la tele, la radio, la prensa y la gente. Se hace así, no preguntes, no le seas incómodo al sistema, no perturbes la paz invernal.
Un negocio, como todo. Para un segundo y piensa. ¿Quieres hacer lo que vas a hacer? ¿Por qué lo vas a hacer?. El bombardeo de “en estas fechas tan señaladas” no es casual, es un empujoncito. Haz un esfuerzo por esto, por lo otro, regala aquello. Y si eso pides un crédito en enero, pero tus hijos se merecen una bonita y feliz Navidad de ensueño. No seas pobre. La paga extra contribuye a tu felicidad.
Mi propuesta. No compres nada. No pasees por esos centros comerciales con la felicidad como reclamo. No pasees nunca, pero especialmente en “estas fechas tan señaladas”. No compres las ofertas, son solo luces de colores. Saben que tienes que comprar y no te van a regalar nada.
No compres lotería. No regales ni siquiera libros. Cena tortilla de patata, espera al 30 de enero, montas una cena, y te pones tibio de marisco por la cuarta parte del precio. Coge el 18 de febrero y regálale eso que tanto le gusta, aunque seguro que piensan que quieres redimir tu culpa. No salgas en nochebuena ni en nochevieja, bares atestados, precios más caros, imposibilidad manifiesta de entrar en ningún garito, etc. No te pongas, ni de coña, bragas rojas.
Pero sobre todo, no seas hipócrita, que si algo sobra en Navidad, es eso, hipocresía.
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