Cuando llegamos al caracol aquí en La Realidad, sin que nadie nos lo dijera empezamos a hablar en susurros.

Quedo hablaba nuestro dolor, quedito nuestra rabia. (Subcomandante Marcos)

martes, 3 de abril de 2012

Corridas Infantiles.

Copio esto de "El Decodificador" por su innegable interés cultural, sociológico, económico y hasta humorístico. Para troncharse vamos. A ver cuando lo ponen en Valencia.....
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 Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, quiere “subvencionar visitas escolares” de alumnos de 3º y 4º de la ESO a plazas de toros, para de esta manera fomentar el gusto por las corridas entre los jóvenes. Estoy totalmente de acuerdo con esta innovadora iniciativa pedagógica, que obligará (sí, obligará, como tiene que ser) a 12.000 chavales del curso 2012-2013 a asistir a la tortura de herbívoros como entretenimiento. Es más, creo que Aguirre debería recortar las ayudas menos necesarias, como dependencia o a los inmigrantes, e invertir ese dinero en aumentar la financiación de esta deliciosa actividad escolar. Con estas perrillas extras incluso podrían tener con cada niño participante un detalle, uno de esos recuerdos que te acompañan el resto de tus días. Una oreja ensangrentada de vacuno, por ejemplo.

Campamento de verano de la Comunidad de Madrid 

 La idea, a nivel didáctico, es irreprochable. Sembrar hoy para recoger mañana: como hasta los 16 años los niños no pueden asistir legalmente a una corrida de toros, el Gobierno de Madrid se anticipa a los acontecimientos e instruye, por supuesto con dinero público, a los chavales de entre 14 y 16 años para tan tétrico espectáculo. Tras estas actividades nuestros hijos dominarán los secretos taurinos (la belleza de un puyazo, la estética de un par de banderillas, el arte de una estocada mortal…) y estarán en condiciones de disfrutar a tope de la fiesta. Ya formados, nada más cumplir los 16 podrán pasar por taquilla y darse una orgía de dolor innecesario, sangre fácil, españolismo rancio y maltrato animal. Recomiendo a los padres que para estas excursiones sustituyan en la mochila de sus hijos el habitual bocata de Nocilla, el yogur liquido o la barrita de cereales por una petaca con sol y sombra, un par de Farias y un palillo roído. Un país que, al tiempo que recorta en educación o sanidad, invierte en alimentar las pasiones taurinas de los niños es, sin duda, un país apasionante, moderno, con futuro.

 P.D. El post que acaba de leer, en El Descodificador, es hermano del publicado en breves momentos en Telematón (Cuarto Poder): Vía Crucis infantil.

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